Todavía recuerdo que lo
dijiste despacito, en voz baja… como si contarlo fuera el más vil de los
pecados. Lo pronunciaste mientras ambos estábamos recostados mirando las
estrellas, y lo contaste mirándolas, porque mirarme a los ojos sería demasiado.
En ese momento mis ojos se
llenaron de lágrimas y sólo puede hacer lo que cualquier ser humano haría; me
acerqué hasta vos y recosté mi cabeza contra tu pecho, abrazándote fuertemente
y dándote el consuelo que no recibiste en años. Tu corazón latía sin descanso
contra mi oído y yo intentaba consolarte de una forma que no conocía, porque
ambos éramos nuevos en esto. Yo no podía entender porque callaste durante tanto
tiempo, y tú no podías comprender que no era algo que esconder, que era parte
de tu pasado y que había que asimilarlo… ¿lo habrás hecho?
A veces el mundo me
plantea o estúpidamente me planteo la idea de volver a amar… pero entonces
recuerdo esa noche, o cualquiera de nuestros escasos recuerdos felices y
simplemente la idea no entra en mi cabeza. Esa noche te abracé con amor,
intenté hacerte saber que no estabas solo, que ahora me tenías a mí, aunque no
lo quisieses. Cuando mis labios pronunciaron las dos palabras más usadas en la
historia del mundo fueron en serio. MUY EN SERIO. Las había meditado antes, las
había asumido y había aceptado que ese era mi destino como un condenado a
muerte que ya no tiene escapatoria. Entonces cuando me vuelvo a plantear la
idea de amar por un momento tiene lógica pero al siguiente es ridícula por este
simple hecho ¿cómo abrazar a alguien con la misma ternura que lo hice con vos?
¿Cómo mirar a los ojos a otra persona con el mismo sentimiento? ¿Cómo volver a
pronunciar de nuevo esas sacrílegas palabras sin sentir que carecen de sentido?
Perdón por ser tan idiota y masoquista. Perdón por sentir esto que siento tan
verdadero y no poder apartarlo de mi camino como vos me apartaste a mí. Perdón
por cansarte con mis palabras y agobiarte continuamente con este sentimiento.
Pero no tengo más que las palabras ahora que me alejaste de tu vida. Dios santo
te extraño tanto… “Te quiero pero no te lo digo” ¿qué clase de chiste de mal
gusto es ese? Sé que decís que te desvalorizo tus sentimientos, pero si al
menos sintieras una milésima parte de lo que yo siento por vos, no podrías estar
alejado como lo estás, porque estarías igual que yo, en esta agonía infinita,
sentirías constantemente este vacío que no me deja vivir plenamente… ¡Si me
quisieras no podrías estar sin demostrarlo! Así que perdón si pongo en tela de
juicio tus palabras. Perdón si no sé entenderte, pero la vida me ha mostrado
que los sentimientos tarde o temprano se manifiestan, muy a pesar nuestro.
Ellos son los que prevalecen sobre todo porque es lo que somos en esencia. Es
por eso que no puedo comprenderte, perdón por no poder hacerlo aun habiendo
llegado a ser la más cercana a vos.
Es por eso que me mata
tener que caminar alejada de vos, sólo poder tener pequeños destellos de tu
vida, y ver que a pesar de que sonríes, sigues incompleto, seguís buscando sin
sentido ni dirección. ¿Tenés idea de lo que me parte el alma saber que vamos a
estar lejos siempre? ¿Lo mucho que odio la ceguera? ¿Cómo detesto a tu pasado
el haberte vuelto tan insensible, tan incapaz de ver?
Perdón por seguirte
llorando, perdón por amarte de la manera en que lo hago. En serio, fue algo que
nunca busqué. Perdón por llorar frente a tu autodestrucción y por consiguiente
la mía… ¿Existen los finales felices amor mío? ¿Existe el destino? ¿Existen las
almas predestinadas a estar juntas? ¿Algún día se desvanecerá esto que siento
al punto de poder unir mi vida a alguien que no seas vos? ¿La vida es así de
cruel? ¿Nuestro pasado nos va a definir siempre?
Espero que a donde sea que
la vida te lleve te haga feliz, porque eso es todo lo que siempre he soñado para
vos, verte sonreír sin esa sombra que cubre tus ojos, que alguien con la
suficiente sensibilidad te mire directo a los ojos y vea a al hombre
maravilloso que sos, feliz y pleno, y no al hombre en llamas que soy capaz de
vislumbrar y que sabés esconder tan bien. De verdad espero y rezo porque
consigas eso en tu vida, porque de eso se trata el amor, de querer la felicidad
del otro más que nada.
No me pidas jamás que deje
de escribirte, porque moriría ahogada en las palabras que no puedo pronunciar,
dejame escribirte e inmortalizarte en estos escritos, que alguien alguna vez
los lea y que sepan que hubo una vez una chica que creyó y apostó por el amor
verdadero, por el eterno; aunque eso la haya matado. Dejá que la gente se
entere que fuiste el hombre de mi vida, que me hizo crecer y me destrozó en
partes iguales, que sos un hombre maravilloso que la vida le mostró las
opciones equivocadas. Me gustaría que alguien pudiera verte como yo lo hago;
que vea a tu yo verdadero…ese que me llevó un año entero de paciencia descubrir
y que llevo tres años amando… dejame escribirte aunque eso te atormente, dejame
expulsar un poquito de mis propios demonios porque adentro mío se hacen
insoportables.
Me gustaría que estés
donde estés, sea el año que sea, aunque sea por unos segundos venga a tu mente
la noche que te dije por primera vez “te amo” y sientas la verdadera sinceridad
de esas dos pequeñas palabras que contienen tanto. O que recuerdes la vez que
te dije por la ventanilla de un colectivo “siempre voy a estar ahí para vos”, o
tal vez pase por tu memoria esa tarde de reconciliación en la que te regalé un
libro y terminamos en un despiadado ataque de cosquillas. O que vengan a tu
cabeza las palabras “te elijo a vos” cuando tenía que tomar una decisión y tu
respuesta que fue “quiero volver a ser tu ángel” ¡Si supieras que nunca dejaste
de serlo!. ¿Rememorarás aquella noche en córdoba bajo la luz de la luna, en la
que yo te pedía que despertaras y no podías hacer más que callar? También está
aquella vez que volvíamos en un colectivo de larga distancia y me sostenías
entre tus brazos repitiéndome “te he extrañado” y yo no dejaba de arrepentirme
por haberte dejado. ¿Te acordarás alguna vez de cuando volvíamos de la
universidad conversando de todo y de nada mientras poníamos nuestras vidas bajo
la perspectiva del otro? ¿Te removerá algo en tu interior volver a leer el
cuento que es solo tuyo? ¿Te conmoverá el recuerdo de nuestras tardes en mi
casa, tirados en mi cama, tirados en la plaza cercana con la risa de los niños,
o simplemente mirando el cielo y haciendo confesiones que sólo el otro sabe?
¿No recuerdas aunque sea una sola vez ese momento que frente a Dios me dijiste
que no volverías a alejarte?
¿Te atormentarán los
recuerdos como lo hacen conmigo?
Te extraño Ángel, siempre
lo hago, en la cercanía, en la lejanía, en los momentos alegres y en los
tristes… ¿qué pasará con vos?
El tiempo ya no me parece
suficiente respuesta para esto…
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