jueves, 28 de febrero de 2013

La verdad de la Oreo



Es difícil que alguien entienda esto, y debo admitir que tiene un gran tinte de mi toque dramático, pero me encabrona que quieran decirme que sentir DE NUEVO. A ver gente, ESTOY TRISTE PORQUE SE FUE UN PEDAZO DE MI ALMA. E irónicamente a la vez me siento feliz porque sé que se fue en busca de sus sueños, de lo que ama.
Es lo que uno quiere para las personas que ama, que sean felices. Pero eso no quita que duela como la putísima madre y que llore como una Magdalena. Sinceramente dudo que entiendan el vínculo que yo tengo con mis dos tapitas. Ellos son los hombres de mi vida, son los que me complementan e increíblemente – y para mi felicidad- no hay ninguna vinculación amorosa que termine en desastre. Nuestro amor es uno de los más sinceros que he conocido, y uno de los más graciosos también. Cada uno conoce los límites del otro, conocemos los miedos y los protegemos y cuidamos de ellos, nos ayudamos mutuamente a enfrentarlos. Conocemos nuestros gustos, nuestros sueños, nuestros caracteres y que nos hace enojar y que nos hace felices.
¿Quién mierda va a tener algo como lo que yo tengo con ellos?
Con ellos soy feliz, porque simplemente me aceptan y me aman como soy y yo lo mismo con ellos. Entre nosotros no existen los secretos ni las malas intenciones. Aunque si abunda el doble sentido, ¡ohh de eso hay montones! Con ellos he llorado perdidas y tristezas, con ellos he reído de otros y de nosotros mismos, con ellos he aprendido a ser mejor persona y a valorarme a mi misma y a amarlos infinitamente a ellos, con ellos me he reído y descripto como gays a los que me rompieron el corazón y hemos definido de putas a las que jugaron con ellos. Nos hemos burlado los unos de los otros con la típica “¿ESO TE COMISTE!?” y luego hemos vuelto a reír hasta morir. Con ellos hemos comido de todo, menos chocolate porque –maldita sea- a  tapita1 no le gusta (en serio, creo que está enfermo  :P ), hemos tomado mates en invierno y tereré en verano con las facturas que tanto aman y hemos peleado porque a tapita2 se le tapa siempre la bombilla. También hemos despotricado contra lo que nos parecía mal y ellos me han retenido para no golpear a quienes merecían un fierrazo en la nuca. Ellos me han abrazado cuando el alma dolía y luego decían algo idiota para hacerme reír.  Con ellos nos rayábamos los cuadernos y los brazos mientras estábamos en una muy seria reunión. Con ellos he salido a perrear y a Bitzear (aunque yo no bitzeaba, les hacia el apoyo moral  :P), con ellos he desayuno, almorzado, merendado y cenado, todo en medio de risas. Ellos me han dejado que los malcríe y los cague a pedos como una madre. Me han dado tantos dolores de cabeza como a sus madres. Ellos han aguantado mi idiotez, mi histeriquismo, mi posesividad y cada una de mis locuras. Lo peor era cuando me seguían la corriente.
Entre los tres aprendimos a amar, cuidar y “educar” (a nuestra manera, obviamente) a un grupo adorable de pollitos aunque ellos renegaran del apodo “gay” entre los tres delirábamos por horas hasta que salía una idea increíble para los pollitos. Con ellos rezábamos por la familia del otro cuando estábamos en un momento jodido, o nos escuchábamos cuando sonábamos como adolescentes  en contra de sus padres.
Con ellos he viajado, y nos hemos complotado para poder hacerlo los tres. Con ellos basta solo una mirada (o un pellizcón) para saber cómo se siente el otro; y probablemente terminar riendo porque seguramente era algo de doble sentido.
Estamos tan acostumbrados a la total sinceridad entre nosotros que hemos perdido el “filtro” y decimos todo sin asco, lo que generalmente chocaba porque solemos olvidar que otras personas tristemente aún conservan el filtro (si supieran lo divertido que es no tenerlo!) Entre los tres hacíamos terapia y dejábamos todo escudo de lado, para escucharnos y exponer lo más delicado de nuestro corazón y entre los 3 encontrar una solución o ayudar al que estaba con dilemas existenciales para que pudiera decidir lo que creía que era lo correcto.
Y es por eso que entre los tres te escuchamos tapita1 y te apoyamos en la decisión que tomaste.
ESTOY CONVENCIDA QUE ES LO MEJOR. Aunque eso implique que estés lejos físicamente. Ya asumí que ustedes dos pelotudos van a estar en mi alma siempre. Así que hoy estoy enormemente bipolar y amo la idea de que estés haciendo lo que el corazón manda pero cuando me acuerdo que te has ido, a pesar de saber que dentro de un tiempito te voy a volver a ver, me pongo triste. Pero no me hagas caso, es simplemente que mi lado egoísta no quiere compartirte.
Así que nos quedamos acá con tapita2 (ya no somos una oreo completa -.-) rezando por vos, deseando lo mejor y siendo felices porque vos también lo sos.
¡LOS AMO TAPITAS MÍAS!

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